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22 de Julio de 2020

Gabriela Salgado, paciente materna Covid-19: “MI HIJO ES UN MILAGRO DE DIOS”

Con un embarazo de alto riesgo y una cesárea de urgencia bordeando las 32 semanas de gestación, Gabriela logró sortear con éxito las dificultades que pusieron en riesgo su vida y la de su bebé. Un proceso difícil, que se extendió durante casi un mes de hospitalización y que hoy compartimos a través de su emotivo y valiente testimonio, como también el de quienes fueron responsables de su atención.

El 6 de junio Gabriela llegó a la Urgencia Maternal con contracciones y cursando las 31 semanas de gestación. Quedar embarazada tras la pérdida de su primer hijo había sido un proceso difícil y durante las últimas semanas ya cursaba una indicación de reposo absoluto. No obstante, la pandemia tocó a su puerta: un pariente se contagió con Covid y con ello la enfermedad se extendió a la familia. Aunque no presentaba fiebre y sus síntomas iniciales solo fueron la pérdida del gusto y el olfato, con el correr de los días comenzó con dificultad respiratoria y llegaron las contracciones.

Internada de Urgencia, la primera estadía tras su ingreso fue en el Servicio de Maternidad, donde lograron estabilizar las contracciones y comenzaron a intervenirla para acelerar la maduración de los pulmones del bebé. “Se trataba de un embarazo de alto riesgo, que había requerido un cerclaje uterino y cuyo control se estaba realizando en el mismo recinto”, explica la Dra. Nereida Morales, médico a cargo de las pacientes Covid en el Servicio de Maternidad.

Sin embargo, el cuadro de Gabriela empeoró a poco andar y fue llevada a la Unidad de Pacientes Críticos del tercer piso. Allí la ubicaron estratégicamente en una sala donde permaneció continuamente en observación, para ir monitoreando la reacción de su organismo. Primero estuvo con mascarilla, pero el compromiso respiratorio se hizo cada vez mayor. La cesárea se hizo inevitable y el 11 de junio ingresó a Pabellón para una intervención de urgencia donde nació su bebé, quien pese a su prematurez pesó 2.200 grs. “Le pusimos Osmán Santiago por los significados de ambos nombres. El primero significa “La Protección de Dios” y el segundo se relaciona con “la recompensa o regalo de Dios”. Todo un milagro para nosotros. Él es nuestro hijo arcoíris, que vino a nacer en medio esta tempestad”, nos señala Gabriela.

Tras el parto fue internada nuevamente en la UPC, donde permaneció conectada a un ventilador mecánico invasivo. A los 5 días se trató de extubarla, pero su cuerpo no lo resistió y tuvo que reconectarse a la máquina. “Ella luchó con todas sus fuerzas y en la segunda oportunidad que intentamos el procedimiento se dieron las condiciones para poder desconectarla. De allí en adelante su recuperación fue gradual y progresiva”, indica la Dra. Natalia Gil, Jefa de la Unidad de Paciente Crítico (UPC).

Durante el periodo en que ella estuvo internada en UPC también comenzó el trabajo de acompañamiento por parte de la dupla biopsicosocial de Chile Crece Contigo que trabaja en el hospital. Mónica Donoso, Trabajadora Social de este programa, nos señala que “tomamos contacto con su marido el 19 de junio para orientarlo en los trámites que debían realizarse, tales como la inscripción civil del recién nacido y en lo relativo a cómo se iban a organizar como familia en caso de que Osmán fuera dado de alta antes que Gabriela. De allí en adelante el contacto fue diario, como también las averiguaciones en Red con la Atención Primaria”.

De su permanencia en UPC Gabriela nos señala que “de esos días guardo recuerdos vagos. Sé que alguien colocó una fotografía de mi hijo en la cama. Gracias a esa fotografía yo pude seguir luchando. Me sentía enferma, cansada y uno sin querer se va entregando, pero pude resistir por mi hijo” nos comenta. “El equipo clínico nunca me dejó sola. Me daban información todos los días, me acompañaban vestidos llenos de protectores, pero estaban conmigo y me tomaban la mano. También hicieron videollamadas con mi marido, pero como los primeros días tras despertar estuve con un edema en las cuerdas vocales, solo podía verlo y escucharlo”.

El 25 de junio fue traslada a la Unidad de Cuidados Medios (UCM), lugar donde permaneció hasta ser dada de alta y en el que se le fomentó la extracción de leche materna. Según nos relata María Paz Salazar, Enfermera Supervisora de UCM, “Gabriela llegó en un momento en que nos tocó recibir varias pacientes maternas. Y si bien estuvo pocos días, porque luego fue dada de alta, durante su estancia pudo recibir noticias de su bebé”.

Efectivamente unos días después de su ingreso Gabriela recibió una sorpresa desde Neonatología, donde permanecía hospitalizado su bebé. A través del celular que fue donado a este último Servicio para facilitar la comunicación entre pacientes y familiares, se le comenzaron a enviar diariamente fotografías y videos para que pudiera verlo. Esto hasta el día en que Gabriela fue dada de alta y pudo ingresar personalmente a la Neo para visitarlo y alimentarlo.

Gabriela fue dada de alta el 29 de junio y al día siguiente tuvo una entrevista con María Inés Rojas, psicóloga de la dupla Chile Crece Contigo, quien como parte del apoyo que brinda este programa le aplicó una pauta de seguimiento para detectar si existía algún indicio de síntomas depresivos o ansiosos que pudiera estar cursando, pero afortunadamente todo se encontraba en orden. De esta forma, el 1 de julio Gabriela pudo visitar a su bebé en Neonatología. “Después de haber estado al borde la muerte, fue un momento maravilloso. Pude darle leche y estar con él”, nos señala.

Para alegría de la familia, el 2 de julio les dieron la noticia de que Osmán estaba de alta. Al respecto, Solange Zapata, Matrona Supervisora del Servicio de Neonatología, nos cuenta que “Osmán cursó patologías propias de su prematurez, pero se fue sanito, pesando 2.600 gr. y sin haberse contagiado de Covid. Nosotros como Servicio nunca cerramos la posibilidad de que las mamás puedan visitar a sus bebés, como ha ocurrido en otros recintos hospitalarios. Incluso las mamás que tuvieron Covid y fueron dadas de alta tu vieron esa posibilidad, como es el caso de Gabriela, quien pudo llevárselo al día siguiente de su primera visita y de esta forma continuar brindándole los cuidados en el hogar”.

Hoy Gabriela se encuentra en casa junto a su bebé y su marido. “Todavía no puedo creer que esté con mi niño y que le haya podido ganar a esta enfermedad tan invasiva”, nos comenta. Nosotros nos alegramos profundamente de que esto sea así y de haber contribuido, a través de distintas unidades, a que Gabriela y su hijo hayan vencido esta difícil prueba que convirtió lo que era un sueño, en una dichosa realidad.

Atención Maternal y Neonatal
Durante el primer semestre de este año, cuyo cierre fue a fines de junio, nuestro Hospital había atendido 1.052 partos. De ellos, 829 ocurrieron entre marzo y junio, en plena pandemia. Durante dicho periodo atendimos a 81 embarazadas con Covid-19, de las cuales 7 requirieron ventilación mecánica invasiva. Todas ellas tuvieron evolución favorable y se recuperaron, como también sus bebés, ninguno de los cuales resultó contagiado.

Y, aunque la pandemia nos ha obligado a reforzar los protocolos de seguridad y a suspender las visitas al recinto, cabe destacar que durante todo este periodo nuestro establecimiento ha mantenido el acompañamiento al parto, situación que ha aplicado tanto a parto natural como a cesáreas programadas, pero de la cual se exceptúan las cesáreas de urgencia, las cuales no se realizan en dependencias del Servicio de Maternidad, sino en Pabellón Central. Una situación que en la actualidad se está revisando, para ver la posibilidad de que en el corto plazo esta garantía pueda extenderse a todas nuestras pacientes maternas.

San Bernardo, 21 de julio 2020.